La Chica de Ipanema
LA CHICA DE IPANEMA
MARZO 24 DE 2015
(Día del locutor colombiano)
Homenaje
Gilberto Montalvo Jiménez
Heloíza Eneida Menezes Paes |
Cuando a comienzos de los sesentas
dos inmensos talentos se juntaron para la creación de la Garota de Ipanema no se oteaba en el horizonte que se fuera a
convertir en la bossa nova más famosa de la tierra de la buena música, la
universal sin par, la del inmenso Brasil. Y no podía ser para menos porque el
poeta terrígeno Vinicius de Moraes, a quien tanto le debe la buena rima carioca
y el trepidante Antonio Carlos Jobin, unieron sus musas para dar creación a la
infinita cadencia de uno de los temas más universales de la música del mundo.
Bossa nova ecuménica.
Ver pasar diariamente camino del mar
a la exuberante Heloíza Eneida Menezes Paes Pinto fue apenas suficiente para
dar rienda a la creatividad de estos dos
monumentos del arte del Brasil quienes con sencillez de suave melodía nostálgica y versos sencillos de magistral sentido legaron al buen gusto
toda la emoción en tan singular
creación. Rúbrica y signatura de Vinicius y Jobin.
Cuando Joao Gilberto se unió con su intenso amor Astrud para poner sus voces armónicas y melodiosas en beneficio de la
audición de los iniciados, se le dio el ritual necesario para que la bossa nova
más escuchada se fuera por los caminos
sin retorno del buen gusto.
Más de mil grabaciones por los
virtuosos y destacados intérpretes en todos los idiomas con arreglos en
diferentes ritmos, pero sin perder su esencia, La Chica de Ipanema se
constituye en esos paradigmas que sin mucho esfuerzo van quedando de generación
en generación como testimonio del arte convertido en leyenda.
Muchas discusiones sobre los mejores
intérpretes de la Chica son alebrestados rifirrafes porque cada uno ha sabido
ponerle su sello especial. El viejo de los ojos azules, Sinatra, hizo una
finísima versión solo comparable con la de Sammy Davis Jr, Caetano Veloso, con
su acaramelado seseo de inmensa calidad le ha dado vida descomunal por su
manera de decirla. Madonna el volcán arrebatado la ha llevado a sus conciertos
con alma soberbia y qué decir de Ella Fitzerald, la dómina del jazz y el blues,
en madura etapa de su elocuencia indiscutible.
Cuando hace cuatro años se fue Amy Winehouse, la diosa del soul,
aquejada por la melancolía de los excesos a sus escasos 27 años, he recordado a
la Chica de Ipanema porque en su legado póstumo en un trabajo discográfico que
está en circulación la incluye como
testimonio viviente de que esta bossa nova permanece sin límites de edades, tiempos, gracias
o talentos.
La versión de Amy es escuchada con
atención porque la estrecha relación de la bohemia de los bares del Candem de
Londres le dieron a esta estrella furtiva la posibilidad de recrear a Vinicius
y Jobin con estilo incomparable.
En sus tesoros escondidos póstumos no
podía faltar La Chica de Ipanema
Buenos son los recuerdos cuando de música
se trata
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