miércoles, 1 de noviembre de 2017

LA CALLE REAL...DRAGÓN DEL QUINDÍO candidato a la presidencia

LA CALLE REAL
Armenia, noviembre 1 de 2017

DRAGÓN DEL QUINDÍO, CANDIDATO PRESIDENCIAL

               

Atención¡ El Consejo Nacional Electoral dio vía libre a la candidatura presidencial del hidalgo Rodrigo Londoño Echeverry, alias Timochenko.

Con ocasión de esta extraordinaria noticia se publica un fragmento del libro LOS  LOS DRAGONES DEL QUINDÍO escrito por Gilberto Montalvo Jiménez en el 2015 donde incluye un apartado sobre este personaje.

El libro también incluye andanzas de Carlos Lehder, Tirofijo, Braulio Herrera, Garavito, los hermanos Castaño y otras bellezas que vieron su primera luz en este fértil “Pedacito de Cielo” bautizado así por el Gran Colombiano.

TIMOCHENKO

“En los albores del medio siglo veinte, seamos precisos, el 22 de enero de 1957, llega a este mundo en la villa de los poetas una preciosura: Rodrigo Londoño Echeverry. El hospital La Misericordia, dicen, fue el sagrado recinto que recibió la nueva proeza de la naturaleza celestial. Como siempre la magia divina escogió a El Edén para que fuera recipiendario de una noble causa: Un individuo con capacidad para acabar hasta con el nido de la gran puta perra y así le dio  el soplo divino a este espécimen.

Individuo de noble estirpe de suicidas, porque si alguna cosa enorgullece a los Londoño y a los Echeverry es que en su ya estrambótica permanencia en este globo terráqueo, pero especialmente por  los lados de la “Antioquia Grande” y con raíces hasta donde se apuran a crecer las yucas del Quindío, no han hecho sino que dejar párvulos huérfanos que poco a poco han entendido  que deben mantener la costumbre genética de pegarse un tiro, colgarse de un árbol o tomarse el racumín que mantienen como reserva cuando los gatos no les hacen el favor de acabarle con sus congéneres las ratas.

En el caso de don Rodrigo este no ha tenido el coraje de hacerle el favorcito a este país de suicidarse y de paso  irse para el infierno o mejor al cielo, donde el altísimo recibe a sus más puras bestias, y por el contrario siguió los destinos de la violencia empotrada en este país desde mucho antes de que decidiera el alias de Timochenko o Timoléon Jiménez como se hacía llamar cuando una vez el cándido de Gonzalo Uribe Aristizábal, quien dios lo tiene en su divina misericordia, le dio por presentármelo en una calle de La  Tebaida cuando buscaba afanoso que le entregaran un recado de algún malandrín. Su estancia fue fugaz y por fortuna no fue más allá del escalofrío que producía tener en frente  aunque hubiese sido por algunos pocos minutos a tan tenebroso sujeto.

Hijo de Arturo Londoño un tendero en las cercanías de  la zona de tolerancia de La Tebaida y de Elisa Londoño, una hija de alguien que se había afincado en Filandia donde vio la luz por primera vez la madre del bárbaro que hoy dirige la escuadra criminal más bellaca del mundo.

Algunos aseguran que El Edén del Quindío, alias La Tebaida o Tebaida, terruño de Arangos, Londoños, Restrepos e inclusive algunos Quinteros que han repetido alcaldía tantas veces como ha sido necesario ayudar con la apropiación del menguado presupuesto de la localidad, es toda una zona libertina donde conseguir compañía de adulto, adulta o pequeños de viril encanto o pequeñas de dulces curvaturas es de fácil adquisición en cualquier esquina.

Arturo también había nacido como para variar en la tierra de los tales poetas, se consideraba un calarqueño raizal de aquellos que por entonces sostenían a la prole, la de él y la de la Eloísa cogiendo café porque cuando conoció a su inseparable costilla ya venía de padecer la tortura de otro embejucado que le había clavado dos pequeñas muestras de cabrío al  ejecutar el mandato divino de creced y multiplicaos. Este hombre comunistoide hasta los tuétanos no quiso que su hijo Rodrigo llevara el inri del agua del rio Santodomingo que convierte con solo sumergir al elegido  en la corriente sacra del afluente en poeta de sólidas campanillas. Este ritual se volvió legendario mucho antes del cuento de Jaime Lopera Gutiérrez, el presidente de la academia de historia y el más breve ministro que haya tenido  Colombia, quien asegura que “ las aguas bautismales del rio Santodomingo tiene las mismas características del rio Jordán donde fue bautizado Jesucristo por su primo Juan” y  porque además se cree notario de la historia y por supuesto aspira a que algún día algún Piero de la Francesca parroquial deje en un lienzo su testimonio en donde se dignifique  que le dio lustre acuífera a Elías Mejía o a Libaniel Marulanda para no citar sino a dos de sus ahijados.

Como le tenía una bronca tenaz a los calarqueños, sus paisanos, Arturo decidió mudarse a La Tebaida y fue así como registró al esperpento en la notaria única de la localidad un 20 de enero de 1959. Desde ese momento viene la confusión y la disputa que por el fundo natal de don Rodrigo o Timo o Timoléon o Timochenko, tienen Calarcá y La Tebaida que no resignan sus propósitos de un momento a otro de erigirle estatua en las plazas principales en reemplazo de Bolívar.

Arturo era pendenciero y en un viejo radio Philco desde las cinco de la mañana perturbaba la tranquilidad de la zona de tolerancia adormecida aun por las secuelas del amodorramiento  del licor de la madrugada con las peroratas de Radio Habana, Cuba, y los quilométricos discurso de Fidel como aquel famoso de 1968 que duró 12 horas con un pequeño descanso de diez minutos en la mitad de la luenga disertación.

Arturo fue adoctrinando a su vástago hasta que le metió entre ceja y ceja un odio visceral contra todos los que tenían alguito más. Le tenían cargadilla a los Arango, hijos del fundador, porque aseguraban que eran la transfiguración del diablo abriendo chambas por todas partes para quedarse con el regüeldo de los antepasados que enterraban el oro para mejores faenas en la eternidad. Resulta que los Arango no encontraron sino toda suerte de baratijas elaboradas de mal gusto en un barro cocido que le dejaron a sus herederos entre ellos a Jesús Arango Cano, el más sobresaliente, por lo kilométrico de sus producciones fantasiosas, una fama intolerable de guaqueros irredentos y ricos por nación.

Timo recibió las lecciones de la pendencia de su progenitor y aprendió de memoria apartes del discurso de su mentor Fidel Castro Ruz.

Sus primeras fechorías las hacía en la zona cercana a la quebrada La Jaramilla, un paraje rural de reconocida estirpe, adonde se iba  sin el permiso paterno y alejado de las faenas estudiantiles para enrolarse con pelafustanillos que se dedicaban al noble oficio de matar pajaritos indefensos con caucheras de cien ramales por el solo prurito de verlos en los estertores de la muerte indigna. Desde allí comenzó la carrera criminal del jefe de la guerrilla de las Farc que no ha parado aun y que tiene a su haber la pomposa cuenta corriente sin saldo en rojo  y con un haber de más de 500 mil muertos.

En muchas ocasiones su predilección iba al límite cuando algunos de los hermosos animales de vistosos plumajes quedaban por arte de birlibirloque vivos comenzaba a despojarlos de las plumas en un acto quirúrgico de a una por una hasta que quedaban los pobres animalejos en sus propios cueros y que pese a la carnestolenda del sector terminaban las víctimas muriéndose de frio. Una vez saciada  la sevicia se hacía a un lado y entraba en trance demoníaco el mismo  que perfeccionó con el tiempo y que  hasta ahora usa cuando vive muelle en la república bolivariana de Venezuela rodeado de instrumentos de comunicación sofisticados y desde donde da órdenes a los cincuenta y tantos frentes a su elección para que maten, secuestren, pongan bombas antipersonas y de soslayo le envía a la Habana, su tierra de promoción, mensajes a unos panzones que llevan año y medio viendo crecer sus vientres, bebiendo coñac, viajando en yate gringo y engullendo “ropa vieja”, su plato preferido, y  de paso hablando mierda con unos enviados especiales del régimen bobalicón quienes también han desarrollado unas estruendosas pipas abdominales parecidas a los recipientes en donde almacenan en las distribuidora el gas propano. No es sino ver por la televisora nacional a De la Calle, Jaramillo o el mismo Naranjo para darse cuenta de lo pernicioso que se ha convertido ese letargo sin fin de adormilados cuenta chistes.

En las tardes cuando llegaba el pérfido Rodrigo a casa se formaban unas zambapalos que solo mitigaban su tronar con la encendida del Philco para pegarse de la programación vespertina de Radio Habana, el oráculo de Arturo, la ficción de Eloísa con una que otra obra lacrimógena de Félix B. Cagnet y por supuesto el manantial donde abrevaba la serpiente.

Un día cualquiera expulsado del Instituto Timo se perdió de un momento a otro y desapareció de la faz de La Tebaida sin dejar rastro. A sus progenitores parecía no importarle un rábano la ausencia del maldadoso chico aunque uno que otro lejano eco les indicaba que la sabandija había emigrado hacia los predios de Quimbaya donde al decir de algunos lo solían ver con las manos encallecidas dedicado al arte del chapoleo. En esos momentos descubrieron Eloísa y Arturo que eran primos hermanos lo que no dejaba duda de la tara tan hijueputa que le llegó vía genes al monstruo de Timochenko.

Entretanto,Arturo importándole un cierzo seguía vendiendo baratijas en la tienda de la carrera 7 No 10-11 ahí pegadita de la zona de las putas, especialmente frecuentada por campesinos, pero donde trabajaban al servicio de las meretrices algunas hoy muy distinguidas matronas que, incluso, varias han ocupado cargos de notable importancia en la administración pública aunque con el remoquete de ‘loca’ para alguna de ellas en especial.
Rodrigo Londoño Echeverry el más famoso y peligroso de los quindianos solo comparable con su paisano y jefe Tirofijo había dejado el rastro frio. Nadie volvió a saber del    parásito.
Rodrigo es deforme por naturaleza  heredó de su madre una panza bien cuidada y cierta inclinación por estar cerca del suelo por su baja estatura, aunque Arturo mejoró un tanto el asunto porque le dejó como legado  indeleble hasta su puta muerte una barba luenga que se constituía en la característica principal de todos los barones que descendieran de esa cáfila suicida de los Londoño Echeverry.

Otra característica especial que heredó Timo fue la inclinación que Arturo tenía por el aguardiente amarillo o llamado “caldo de pollo” del cual se apuraba a las cinco de la madrugada el primero en un vaso cervecero que le ponía los pelos de punta pero que lo acicalaba para empezar a joder a los vecinos con la interminable perorata de Radio Habana Cuba y los madrazos a los muchachos callejeros que osaban jugar con la pelota en las barbas del gruñón. Naturalmente por la época el padre de Timo se convertía en el presidente del partido comunista de La Tebaida donde se alistaron múltiples jovenzuelos picados por el bicho del comunismo castrista el cual todavía existe  en algunos ya muy pequeños sectores de la población limítrofe con el Valle del Cauca.

Timochenko con el paso del tiempo hasta hoy bebe otro amarillo en cantidades industriales pero con el sello imperialista de Old Par o Buckhanas. El guargüero proletario de Rodrigo es inmune a las avalanchas majestuosas del agua de los dioses burgueses. Cosas de la revolución.

Rodrigo antes de migrar tuvo la influencia también  de su tío Manuel Londoño, alias el camarada o el comandante como le llamaban sus amigos tebaidenses, a quienes les entregaba casi en la clandestinidad las primeras publicaciones de La Voz Proletaria el periódico de los mamertos. Este intelectualoide fundó el primer grupo de teatro lo que le valió que en un acto heroico, la dispensa del párroco y la genialidad del alcalde le dieran el nombre del benemérito tío a la biblioteca municipal apodo que aun hoy conserva como símbolo de orgullo de la londoñada irreverente y casquivana.

Desde esa época Rodrigo leyó en esos periódicos comunistas sobre la invasión a Bahía Cochinos, Mao, Lenin o Stalin  y de repente se encontró el sonoro nombre de Semión Timochenko, el militar que había participado en el ejército ruso en la primera guerra mundial y activo y fogoso miembro del politburó que comandaría la revolución de 1917.El ejército rojo tenía en Semión a un artillero de primera línea y pieza clave en la defensa de los intereses soviéticos del invasor alemán. Su admiración fue de inmediato y su chapa delictiva quedó marcada con la indeleble huella del mítico soldado de la revolución. Desapareció  el Rodrigo Londoño Echeverry para transmutar en  el criminal Timochenko a secas, así llegará al cielo como invitado especial de dios que tanto lo protege.

Cuando se perdió para siempre de Quimbaya Timo ya tenía algunas relaciones con el viejo Jacobo Arenas a través de un incipiente epistolario que le sirvió de prueba para que el guerrillero fundador de las Farc con Tirofijo le notara cierta fortaleza filosófica sobre los principios del socialismo y no era para menos porque ya el párvulo quindiano se había devorado dos veces El Capital de Karl Marx  al cual hacía anotaciones sobre hechos locales que le garantizaban una suerte de adendas al mítico ejemplar de la doctrina. Pero más allá tenía casi que grabados en la memoria los quilométricos discursos de la leyenda de todos los comunistas del país: don Fidel Castro y sobretodo la historia del Che Guevara, era tal la recurrencia en sus discursos lo que no dejaba duda de que sería, algún día,  el comandante en jefe del más anacrónico y cavernario movimiento criminal del mundo.

De su paso por la URSS le quedó un grado de médico sin terminar que le sirvió en muchas ocasiones ya en el monte agreste para curar especialmente cuando tuvo a su lado a los dos vejestorios de Tirofijo y Jacobo que  se mantenían a base de consejos y elucubraciones porque aunque sus males les minaban lo poco físico que les quedaba no había nada que más les impactara que alguien se uniera a su coro de vengar las gallinas  que les habían matado en Marquetalia.

Timo fue el encargado de revelar al mundo la muerte del sapo viejo de Tirofijo en un acalorado discurso “desde las selvas de Colombia” el 26 de marzo de 2008 a las 6y 30 de la tarde de un supuesto paro cardiorespiratorio. Nadie con mayor  autoridad para informar del insuceso que el médico y virtual sucesor don Timochenko.

Las encendidas palabras de Timo fueron recogidas de inmediato por Telesur el canal de TV fundado por Chávez para que las fuerzas insurgentes, como ellos las llaman, tuvieran un canal sin cortapisas del imperialismo. Así quedó enterrado para siempre el misterioso criminal de criminales nacido en la vieja Génova al sur de El Edén.

Dicen los críticos de discursos politiqueros que Rodrigo Londoño heredó de su fundo natal lo que ha sido llamado como ese toque celestial en el verbo de la cultura grecocaldense de la que nadie sabe por dónde carajo se les metió la herencia de los genios de la sofisticada  sabiduría con la campechana manera de aludir con estentóreos gritos la evocación del terruño. Pero de allí han salido pico de oro Fernando Londoño y Londoño o su hijo Fernando Londoño Hoyos o Silvio Villegas o Naranjo Villegas Rafael o el propio almirante Gilberto Alzate Avendaño o César Montoya Ocampo y Evelio Henao Ospina, todos de una godarria encendida aunque no escapaba el más comunista de los comunistas para erigirse como uno de los auténticos representantes de esa colada de la que nadie sabe de dónde salió pero que  ahí está.

En su principesca vida de holgazán en la Venezuela limítrofe hoy el jefe máximo de la insurgencia como la hacen llamar toda suerte de mamertos está dando instrucciones generales a un grupo de apoltronados que jamás regresarán al monte porque allá la cosa es a otro precio mientras deciden por estos lados quien ocupa el solio de Bolívar no de otra manera en los últimos treinta años han sido ellos quienes han determinado el nombre de cualquiera de esos parias que se han sentado en lo que denominan la cúspide de la democracia.”


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