miércoles, 24 de enero de 2024

LA CALLE REAL A TRES AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE JORGE ELIECER OROZCO

 

LA CALLE REAL

Armenia, 25 de enero de 2024

En memoria de Jorge Eliécer Orozco

A LOS TRES AÑOS DE SU FALLECIMIENTO


 

LA TORMENTA AMAINA CON LA ADVERSIDAD

 

Gilberto Montalvo Jiménez

 

Las amistades verdaderas se construyen en acero dentro de la controversia y el combate ideológico con el florete de los caballeros y jamás con la puñalada espaldera de los traidores.

 

Tuve una relación extraña con Jorge Eliécer Orozco la que el mismo  definió en un programa de Televisión con Manuel Gómez “peleas de novios”. Nuestra amistad iba y venía con altibajos y de seguro hubo momentos de agite que no perturbaron sobre todo el respeto mutuo edificado en disciplinas similares aunque distantes a kilómetros de coincidir en ciertos termas neurálgicos para la región. Tuvimos dos ópticas distintas  en el ejercicio del periodismo de opinión, aseguramos estilos diferentes en las crónicas, los ensayos o los reportajes aunque siempre nos unió el amor por esta región que  es tan mía como lo fue de él.

 

Nos acercó desde el primer momento que nos conocimos un amor irreductible por la música en donde nunca tuvimos diferencias, conservo  muchas de sus grabaciones que disfrutaba gracias a la generosidad de su hijo Fabián que le alcahueteaba horas interminables en un estudio de grabación para recrearnos con resultados de primera línea.

 

Nunca trabajé a su lado aunque tuvo una deferencia contada por Carlos Silva Mejía, hace muchos años, que su deseo ferviente era estar con los dos en su cabina. Detalle que agradecí, aunque mejor así porque cómo habría sido el incendio permanente en su sala de redacción.

 

Quiero hacer una parada central para rescatar la faceta más sobresaliente de Jorge: Su solidaridad. Cuando podía servir jamás se detuvo a hacerlo sin mirar a quién o por qué. Nunca se negó a un llamado en ese sentido y seguramente se lo propuso por su manera de ser  forjada en las dificultades desde su primera juventud en medio del reto para volverse un buen ciudadano.

 

Su sentido del humor no tenía barreras, bueno para el cuento fino y también para los chascarrillos y tenía una virtud reservada solo a los seres humanos inteligentes, repentismo.

 

Jorge fue un personaje alucinante para muchos y son muchos de los que  fue un amigo imprescindible y seguro para otros que no lo conocieron bien seguirá siendo al que no resisten porque logró un sitial superlativo en esta sociedad sin el permiso de nadie y con sus propias agallas.

 

En mi caso no eludí el debate con Jorge porque habría sido cómodo instalarme a su lado a defender ciertas causas que por circunstancias ajenas se vio asaltado en su buena fe las que tuvo el coraje de admitir públicamente que se había equivocado al auspiciar algunas administraciones de Armenia y del Quindío, actitud que avaló su decencia e higiene mental lo que solo está  reservado para las almas nobles.

 

Jorge vivió la vida intensamente, de buen gusto en todo, en la escogencia de quienes estarían ligados a su vida; primero Miriam que le dio sus dos hijos del alma y luego Luz Helena que le ayudó a su proyección profesional y capturó su humanidad durante todo el tiempo que lo acompañó sin nada más que amor y respeto; buen vestir, buenas viandas, extensos viajes, buenas lecturas, incluso me enteré de primera mano que sabía escoger a sus contradictores.

 

Nota sobresaliente, buen hijo y excelente hermano. Quedan Jaime y Marleny que pueden dar fe.

 

Muchas las enseñanzas de Jelod, el amor  por su tierra que nació desde que vio la luz aquel lejano 1 de agosto de 1945 y que siguió con el micrófono en mano y libreta de apuntes hasta que le llegó el clímax de la felicidad al culminar todo un proceso, del que fue notario de primera línea, para la creación de nuestro departamento.

 

Su oficio fue inmejorable no hay nada que agregarle al más completo periodista que ha tenido la región.

 

En medio de las muchas, muchas diferencias y situaciones de lejanía física y de racionalidades encontradas me enteré que un mal había llegado a su vida, no tuve necesidad de esfuerzo alguno para ser el portavoz de su familia e informarle a toda la sociedad del Quindío de su difícil situación, la que además con hidalguía, jamás ocultó. El último año fue de intimidades, reflexiones, conversaciones interminables, conclusiones. Cuando se apresuraba a la primera etapa de su calvario no sentamos en una mesa de un modesto restaurante en solitario y fue el momento más feliz después de tanta controversia. Admitimos errores conjuntos, llegamos a la conclusión que muchas veces las percepciones políticas nos alejan y encontramos que lo mejor era estar en paz lo que ocurrió hasta que el 25 de enero de 2021 partió dejando dolor por una ausencia que no se podrá llenar. Entendí que por más violenta que sea la tormenta amaina con la adversidad.

 

 

 

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