EL GRITO DESGARRADOR DE GARDEAZABAL
LA CALLE REAL
ENERO
28 DE 2014
EL
GRITO DESGARRADOR DE GARDEAZÁBAL
Gilberto
Montalvo Jiménez
La
reciente novela que se sitúa en los sitios de preferencia de los buenos
lectores no podía venir de alguien distinto a Gardeazábal que ha vivido una
vida tormentosa en medio del éxito y el fracaso. Ha sido testigo de las
vivencias de su país en los últimos cincuenta años sin que le haya temblado el
pulso para dejar constancia a través de su escritura de las borrascosas vidas
ligadas a la violencia o la cotidianidad de los seres humanos. Los mortales
para Gardeazábal son de carne y hueso
con sus vanidades y pecados.
El
escritor ha logrado una madurez en la narración que supera todo lo anterior
donde ha sido admirado por el rigor que asume al contar historias descarnadas con la fruición
de un apasionado por todo lo que hace.
La
Misa Ha Terminado no tiene como lo advierten algunos comentarios nada distinto
a un paseo magistral por el dolor, el amor, las vicisitudes y el entramado que
surge de una iglesia conventual con
todas las naturalezas de los seres humanos que la componen.
Gardeazábal
no echa mano de morbo alguno sino que
recrea con precisión de relojero suizo cada una de las circunstancias que
rodean los amores furtivos unos y otros permanentes de muchos miembros de la
apostólica y romana que han hecho del homosexualismo algo rutinario, entendible
por las mismas situaciones en que los ha convertido una religión excluyente y
aparatosa en sus principios.
Deleita
los ritmos con que hace la narración porque usa un sentido parcelado de historias a primera vista
distantes pero que van convergiendo en la medida que se adentra en los
vericuetos de los amores entre obispos, cardenales, seminaristas y hasta un
Demente que se convierte en eje central de una narrativa apasionante cargada de
dolor y de algunas extravagancias pero
que jamás carece de rigor en la maestría de quien escribe.
Gustavo
hace como siempre de su fundo nativo Tuluá un microcosmos que eleva a la
condición universal, incluso, usando un lenguaje propio en algunos casos
de las antiguas matronas del macondiano
municipio vallecaucano para referirse a las taras de sus habitantes o para
exaltar con onomatopeyas o hipérboles situaciones fáciles de entender por la
pluma del reconocido novelista.
Logra
lo que todo buen escritor busca desde pequeñas localidades crear un universo
que se vuelve familiar para cualquier habitante del mundo.
El leguaje
es llano, procaz, incluso, en muchas ocasiones, pero preciso porque no se sale del ritmo narrativo en un buen
español de quien por tantos años ha logrado la superioridad en la rutina del
buen escribir.
Nada
distinto al lenguaje de Cervantes en el mejor estilo de llamar las cosas por
sus verdaderos nombres es la manera de contar sus historias el incisivo Gardeazábal.
Notoria
su especulación con unas cartas que le escribe el presbítero Efraín, que son tratados
teológicos con una carga de moral y ética, profesada por algunos sacerdotes también,
quien le clama al escritor un alto para no intimidar con su novela la estructura
básica de esa confesión católica, apostólica y romana. Gardeazábal en su final
hace una hermosa y pequeña respuesta al cura pidiéndole que no eleve oraciones
por sus pecados y advirtiéndole que nada pudo hacer con sus epístolas por
controlar la mano indisciplinada del dueño de la narrativa.
Textos
cortos en su mayoría recrean situaciones que saltan de trancazo en trancazo
pero logra al final una ilación de la historia que nunca se pierde aunque al
comienzo cualquier lector desprevenido puede notar ciertas dificultades en la
comprensión. Pero después de la rutina hace entender el propósito provocador
del escritor.
En
la Misa nada queda a la deriva hay datos con exigencia en lo que se refiere incluso a temas científicos,
que apasionan al escritor, y que se le
han vuelto en los últimos años una obsesión de pan de cada día cuando especula
con las nuevas experimentaciones de los más destacados científicos del mundo y
que los trae como imán para embellecer su tramado de elucubraciones.
Esta
novela tiene carga histórica con rigor. Si bien sus personajes son obviamente
de caricatura si se quisiera afinar un vocablo para denominarlos la exactitud
en lugares, universidades, sitios y fechas son absolutamente comprobables.
Mucha investigación para escribir la diatriba.
Allí
logra Gardeazábal acomodar su ficción con hechos reales que mezclados dan como
resultado más exquisitez de una señora novela.
Al
final sus textos son más densos y van llevando de la mano unas historias de
amor con final trágico que no es nada más que la cruel realidad que rodea a
todos los que vivimos en este mierdero de dios.
No
tiene sacrilegios solo se mete debajo de las sotanas para auscultar las
mundanas inclinaciones de todos los mortales pero que se hacen evidentes con
mayor calado cuando se trata de personajes que pregonan toda suerte de atávicas manifestaciones en contra de lo que
llaman pecado pero que es solo la carne humana revolcándose en la molicie del
amor, el dolor y la muerte.
Quien
quiera meterse no en el atolladero de los escrúpulos religiosos ni en las
reivindicaciones de apostasía sino que
desee encontrar con vitalidad una narración cautivante y desgarradora debe leer
La Misa Ha Terminado.
2 Comentarios:
Ya terminé. Ahora espero La soledad del barbado.
Extraordinario análisis contextual.
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