LA CALLE REAL...EL RESUCITADO...LA VINDICTA DE GARDEAZÁBAL
LA CALLE REAL
Armenia,
marzo 24 de 2016
EL
RESUCITADO
LA
VINDICTA DE GARDEAZÁBAL
Gilberto Montalvo Jiménez
Y
vuelve y juega Gardeazábal, el incorregible, con EL RESUCITADO.
Con la
misma técnica exitosa de LA MISA HA TERMINADO Gustavo se
regodea con fina concepción de dos historias
entrelazadas por el hilo conductor de la mandrágora, como elemento para suponer
muertes, mientras los catalépticos esperan ansiosos el primero tres días y el
otro un calvario que al final lo deja parapléjico en un rincón de una montaña
de la cordillera occidental, sin más
gloria que su propio destino.
Narración
donde Gardeazábal se mete de lleno en primera persona para solazarse como un protagonista de unas historias que decanta son sapiencia de escritor maduro y con un verbo altisonante de fina catadura.
Siempre
echa mano de un recurso que le ha dado réditos literarios y es el de erigir a
Tuluá, su pueblo natal, ese microcosmos universal, para que sea un centro neurálgico de sus narraciones.
Comprensible
porque lo hace dado que ha sido sujeto de esa manera de ser de los tulueños
donde la truculencia, el bochinche y las sórdidas historietas inventadas se
vuelven hechos reales que sobrepasan
cualquier capacidad de novelista alguno.
Las
historias que saltan de un lado a otro sin tener una concordancia directa en la
ilación de las ideas, es un recurso literario, que le permite a Gardeazábal
mantener al lector cautivo por un par de horas sin que se sienta la necesidad
de hilvanarlas, porque de una u otra manera son dos hechos que al final se
entrelazan con unas muertes supuestas que ahí subyacen para objetivos políticos y
delincuenciales.
EL RESUCITADO es menos agresiva en vocabulario que su anterior
novela, donde los curas y el clero, en general, no salen bien librados, además
por culpa de su propia obtusa concepción de signos medievales que une la fe con
las competencias de los seres humanos que no pueden ser ajenas a la “cacorrada”
o la “maricada”, según las palabras del autor orejón.
Gardeazábal
investiga los pasos de Cristo y lo mete en un recodo humano tan real que lo aísla
del concepto divino que tanto han pregonado por siglos.
Lo
humaniza y ridiculiza un pasaje que es paradigmático en las creencias
católicas.
La última
cena, institución sagrada para los creyentes de esa fe católica, ya que según sus
dictados es el génesis de la misa, la descubre como un cuadro maricón donde por
celos y en un ritual que no encaja en cualquier racionalidad, después de engullir
con sus apóstoles el condumio, se dispone Cristo a lavarle y besarle los pies a
sus discípulos.
Teje
con maestría este evento y lo pone, incluso, en lo terrenal de una gran
maricada.
Y así
hilvana, Gardeazábal, textos con
fruición que no causan malestar a nadie, porque tiene la curia de camuflar sus
retorcidas intenciones de una verdadera venganza.
La
venganza del escritor radica en que ridiculiza a dos de los más aprestigiados
apellidos de su Tuluá natal: Los Lozanos y los Cruces.
Si
bien León María Lozano, El Cóndor, llevó ese apellido, nunca sus parientes se avergonzaron
de tenerlo como blasón, y por el contrario se hicieron los locos, aunque una sociedad
desmemoriada los indultó por aquello de que no hay delito de sangre.
Con
los Cruces, élite de hermosas mujeres, ganaderos, ricos, apuestos y de dedo
parado en ese villorrio, Gustavo deja entrever una bronca natural, pese a que
por sus genes también circula ADN que lo emparentan con esa recua y de qué
manera.
Los
nombres de sus co-protagonistas, porque el actor principal es el escritor, son
sacados de las entrañas de la biblia, algunos y otros de la fe expandida por
siglos por todo el universo.
Fátima,
Guadalupe, Betsabé y un Claudio, retorcido y cuasimódico, son una parentela
burda abigarrada de delitos y consumida por el estiércol del dinero, el mismo
que nadie sabe si alguna vez pudieron regresar de Luxemburgo o de las Islas
Caimán.
Cristo
se salva porque lo vuelve humano y no le cambia una letra a su nombre.
Pero
vuelve con su andanada contra los Cruces.
Ramsés Cruz,el otro co-starring, es un mafioso que todo el país conoció y su mujer, Lorena,
no, mejor, Guadalupe, son un dúo delincuencial que extrapola todas las
posibilidades de la maldad aunque Gustavo haya querido matarlos en su novela, los dejó vivos a pesar de la mandrágora mal dosificada a Cruz y el cáncer
terminal de Genoveva. Quedaron vivitos y coleando.
El
hermano de Guadalupe es un horroroso Mocho que hizo temblar cielo y tierra y a
quien era el único que los más grandes capos del país le temían.
Lo
pasa a la ligera, claro, para no contaminar la historia principal. Seguro que
este engendro que nació con un brazo recogido será material en bruto para otra novela
del escritor de Tuluá.
Devela
Gardeazábal la corrupción que ya todos sabemos pero pone en su sitio a un tal
presidente Uribe, a quien retrata de cuerpo entero como mercenario de los periqueros
gringos y quien acata sin chistar las órdenes del imperio para mantener a salvo
su propio pellejo.
A Gaviria
lo manosea de lado a lado dándole un hálito de mecenas de los delincuentes,
sobre todo a los narcos, para protegerlos de la extradición a cambio de la
tranquilidad interna de su país.
Samper
recibe una bofetada y una patada en los
cojones cuando vuelve y nos recuerda en su novela su delincuencial manera de
hacerse elegir presidente.
Otra
vindicta de Gardeazábal quien ha sido un crítico contumaz de estos badulaques.
Fuera
de serie un personaje rasputinesco, Gossaín, quien adquiere todas las facultades
de manipular el entorno mafioso de la familia Cruz Lozano. Ahí están esos
diablillos que manejan todo a su antojo y que compran un salvoconducto para no
morir porque tienen lo más importante en cualquier empresa: la información.
Gossaín,
en otra vesania de Gardeazábal, lo retrata como un turco que no aprendió su
lengua materna y el español lo estruja a horcajadas.
Dadas
estas limitaciones, este personaje turco, unas veces y libanés, otras, se dedicó
a coleccionar diccionarios. Se adivina al instante a quién quiere joder.
El banco de datos de Gossaín lo dotaba de todo el arsenal de documentos que le permitía mantener de
rehén a la díscola pero atrevida Genoveva y a su hijita Fátima, una entelerida,
que amasó tanto dinero como sus padres juntos y que al final no se sabe si
quería salirse del problema buscando la manera de que se murieran, así estuviera
haciendo esfuerzos sobrenaturales para transmitir solidaridad humana por la permanencia en esta tierra de sus mostruosos progenitores.
Difícil fue creerle.
En
fin, EL RESUCITADO, es una novela apasionada como todo lo de Gardeazábal.
Cuando se descubre su yo, el abogado Alejandro González Jaramillo, a quien le creen a medias
sus consejos y el que lucha contra el entorno sin suerte, me doy cuenta que la transmutación verdadera es la
del escritor que se vuelve personaje de su novela para seguir jodiendo a la
iglesia católica y de paso meterse en las entrañas de un grupo familiar de
mafiosos del norte del Valle, que aunque lo quiera maquillar con nombres
bíblicos, son de suyo fácilmente identificables y su venganza con sus paisanos
los Lozanos y los Cruces es evidente y a fe que lo logró.
EL RESUCITADO
Planeta
186 páginas
me costó $44.000,oo
EL RESUCITADO
Planeta
186 páginas
me costó $44.000,oo
5 Comentarios:
Si el Escritor Twitio este escrito, es porque acepta lo aquí manifestado. Pero quedo confundido. Lorena, entiendo que es la esposa de Iván Urdinola y, el Mocho, el hermano de Orlando Henao. Urdinola no murió envenenado? y, los comentarios callejeros es que la autora fue su esposa quien aliada con otro, le hizo el daño. Quiere decir que el veneno fue la pócima de mandragora?. He quedado más perdido ahora.......
Gracias por el comentario.
Hay que partir del concepto que se trata de una novela.
Hay personajes reales con nombres ficticios.
Esas son las licencias de los escritores.
Y hay, también, que subrayar que esta no es una novela histórica.
Aprecio su autorizado comentario.
Gracias por el comentario.
Hay que partir del concepto que se trata de una novela.
Hay personajes reales con nombres ficticios.
Esas son las licencias de los escritores.
Y hay, también, que subrayar que esta no es una novela histórica.
Aprecio su autorizado comentario.
Varias cosas:
1- Lo manifestado en su blog, acerca de los dos libros del Escritor, son una magnífica radiografía de estos.
2- Acepto el comentario respetuoso y las aclaraciones respectivas.
3- El Escritor Gardeazabal siempre generará polémica, en el buen sentido de la palabra. Y él disfruta de ello.
Muchas gracias.
Mil gracias don José René por su comprensión.
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