LA CALLE REAL
Armenia,
marzo 16 de 2016
BANDA
DE MÚSICOS PROFESIONALES DEL QUINDÍO
¿UNA
ONG?
JAMES GONZALEZ
Gilberto
Montalvo Jiménez
La Banda de Músicos del Quindío es un patrimonio que tiene muchos años de
existencia y desde las épocas remotas del maestro Anacleto Gallego, cuando
las generaciones pretéritas se extasiaban en el Parque Sucre en esas famosas
retretas, se fue afincando en el corazón de los quindianos.
El
antecedente de esta agrupación musical la tiene la Banda Municipal de Armenia,
embrión de todo el movimiento bandístico, dirigida por el maestro Rafael
Moncada Arce.
Una
vez desaparece de la vida terrígena el maestro Moncada se decidió la conformación
de la Banda Departamental y fue entonces cuando se tomó la determinación de
traer de Santa Rosa a don Anacleto Gallego, por esas calendas, director en ese
municipio de su agrupación musical.
Dicen
los críticos que las mejores bandas del país en su momento eran las de Armenia
y Santa Rosa.
Fueron
épocas doradas de las grandes retretas que se celebraban con alborozo de pie en
los adoquines del Parque Sucre y como testigo inmutable la inmensa Ceiba,
patrimonio de todos los quindianos.
Llega
el departamento del Quindío y se abre la convocatoria oficial de la Banda y por
supuesto asume uno de los más grandes directores que por mucho tiempo estuvo
con su batuta en alto formando el movimiento de bandas, enseñando sus blancas,negras y
corcheas: Luis Ángel Ramírez Alzate.
Muchos
han sido los que le precedieron, talentos unos fugados y otros con su misma
capacidad hoy en la música, pero en otros espacios.
Esta Banda patrimonio inmaterial es de todos, no de un grupúsculo de politiqueros
que quieren acabarla.
Una
vez un chafarote revestido de gobernador, con la cultura en las patas, borró de
un plumazo de la nómina oficial la Banda y dejó expósitos a los músicos y huérfanos los auditorios.
Amparo
Arbeláez, gobernadora, intentó con una novedosa figura, rescatar la Banda y así
nació la Asociación de Músicos Profesionales del Quindío.
Talentos
humildes llenos de buenas intenciones han querido mantener a toda costa la
institución con muchos tropiezos porque para algunos la música y la cultura es
una basura que no tiene dolientes.
Julio
César López con muchos inconvenientes, con un consejo departamental de cultura
intransigente, a trochas y mochas ayudó a ese colectivo cultural.
Sandra Paola Hurtado nunca desamparó esta
expresión musical y la mantuvo durante sus cuatro años con sus contratos a la
orden del día.
ANUNCIAN
CONTRATO DE DOS MESES
Después
de casi tres meses de ruegos esta semana les dijeron como gran noticia que
habría un contrato por dos meses mientras se “vería” como arbitran recursos
para su continuidad.
Pura
maciega.
A la
Banda de Música del Quindío los mismos gestores culturales no la quieren.
Por egoístas le tienen bronca.
Cuando
llegó a la secretaría de cultura James González Mata, se creyó que con la presencia
allí de una persona de las entrañas de los movimientos artísticos de la región,
todo iba a cambiar, pero estaban equivocados.
James
hace parte de esa horda de gestores que no se tragan la Banda del Departamento y
argumenta que es muy costoso mantener la música de esos treinta y tantos
quijotes.
Habla
de equidad en la repartición de los recursos, pero eso es un imposible técnico
porque cada expresión tiene sus cualidades particulares.
No
se puede comparar el engranaje de una Banda como la nuestra, ganadora en variopintos
concursos, incluido el más importante de Paipa, y posteriormente fuera de
concurso allí, con otras manifestaciones, que por importantes que sean, no
requieren del presupuesto de este emblema departamental.
La cuña del mismo árbol es la que más aprieta.
Tuve
acceso a un pésimo informe de empalme en materia de cultura, mal redactado, con
errores garrafales, mal intencionado y direccionado a joder a la Banda Departamental.
De
adónde acá James Gonzales y su tribu se han inventado que la Asociación de Músicos
Profesionales del Quindío es una ONG.
Solo
para sacarlos con artimañas del presupuesto departamental.
Invocan
un comodato chimbo de instrumentos viejos para dar a entender que todo eso como
aporte es sustancial para la Banda y que,además, hay que revisarlo.
Esos
trebejos están obsoletos y la mayoría de los músicos trabajan con sus propios
instrumentos.
Pero
la intención torticera, nuevamente, es joderlos.
El
gobernador Carlos Eduardo Osorio, como no
gobierna y todo lo ha delegado, hizo la más fácil, le entregó el dominio de la
cultura a parte interesada, porque aunque James ha luchado con lo suyo y encontró
su rumbo personal ahora busca lo que siempre ha pregonado que: “ la Banda
vale mucho y que hay que recortar ese gasto”.
Yo
se le he escuchado en varias oportunidades. No es de oídas.
Chao,
la Banda tocará dos meses y apuesto gruesa contra sencilla que no volverá a
sonar, porque mientras la mezquindad exista y el desgobierno ceda ante los
intereses creados de grupúsculos identificados, la cultura será un botín que no
sabemos en definitiva a dónde irá a parar.
Un talento
como Juan José Ramírez, director por muchos años, tuvo que buscar refugio en
otros lares porque presentía el destino de su Banda.
Hoy
con la dirección del talentoso Alejandro Díaz y un grupo de maestros esperan a que
definitivamente el gobernador les ponga los santos óleos y les rece el
Requiescat in Pace, porque, entre otras cosas, es de lo poco que aprendió.
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