miércoles, 20 de enero de 2016

LA CALLE REAL...SALVADO DE LA INCERTIDUMBRE




LA CALLE REAL 

SALVADO DE LA INCERTIDUMBRE

                                                                         
ENERO 11 DE 2013


(Acaba De cumplir tres años y está rozagante, fuerte y vivaz)
ENERO DE 2016 
                                                                                                                     
Gilberto Montalvo Jiménez



Solo bastó un llanto en lontananza, lastimero y febril para anunciar que estaba ahí a la espera de esa samaritana que con su mano generosa le  arropó entre la maleza de la circundancia.

Minutos antes había abierto los ojos en medio de la sangre, esa misma que lleva por su venas, y que su madre en gesto inapelable determinó arrojarlo a su destino, del vientre a las tinieblas de la noche lúgubre de un miércoles en la espesura de un barranquillo.

El sonido de su débil garganta confundido en la noche  con los aullidos de las mascotas dieron paso a una sinfonía de clamor por la vida, esa misma que le permitió a  Aura Alicia Sánchez, rescatarlo  de las garras de la incertidumbre.

Aun no sabe cómo se llama aunque  la leche virginal de una adolecente en dieta puso la calostra en su boca de hambrienta sed para inyectarle vida y conocer en las papilas informes  la destreza de la maternal vigencia.

Jadeante pudo pegarse de la teta prestada en adopción momentánea mientras el camino que comenzaba a recorrer por esta manigua de esperpentos le despejaba la unción de miliciano de la caótica y desenfrenada urbe.

La drogadicción de la paridora enajenada le enseñó, sin permitirse dilucidarlo, que en medio de las tinieblas también está la luz de la esperanza.

Este  miércoles a la media  noche  su loca carrera de desenfreno y retorcijones le dejó que la  naturaleza deslizara por sus endebles piernas de desorden humano la creatura que buscaba en la fría estancia ese calor que le negaba quien lo tuvo encarcelado en la oscuridad de su vientre para después dejarlo en la libertad de la demencia.

Hoy está a salvo, los vecinos del barrio Casablanca en Armenia, gritan emocionados que una vida, esa que paradójicamente  le negaba su madre quien se le daba, está ahora a la espera de que un hogar cariñoso le permita comenzar otra lucha, la misma de seguir sobreviviendo porque en esas andamos todos los que alguna vez vimos la misma luz en igualdad de incertidumbres porque mientras haya género  humano nunca dejarán de existir madres dulces, tiernas y generosas aunque algunas por circunstancias ajenas a sus voluntades arrojan a su destino a sus críos aunque en la noche también habrá muchas otras Auras Alicias.













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