miércoles, 30 de marzo de 2016

LA CALLE REAL...EL EMPERADOR CUYABRO

LA CALLE REAL
Armenia, marzo 30 de 2016

El emperador cuyabro

Filósofo Carlos Mario Álvarez 

LA VANIDAD DEL ALCALDE DE ARMENIA


Gilberto Montalvo Jiménez


Una extraña y arrogante vanidad enceguecida por el poder transitorio ataca a personas que la grandeza les queda grande.


Transmutan de la nada a la soberbia, "una discapacidad que suele atacar a pobres mortales que se encuentran de repente con una miserable cuota de poder", como acotaba por ahí José de San Martín.


En el caso del alcalde de Armenia, Calos Mario Álvarez, es natural y patológico  porque su pellejo está en juego en un calvario diario donde desde la casa y las enaguas de su mentora le trazan cuidadosamente los lineamientos de lo que debe hacer y decir.


Es la más burda situación por la que pueda pasar una persona que no tiene la capacidad  ni el dominio de sus decisiones y, por lo tanto menos, de la administración pública.


Para defender ese polémico tema de la valorización no hay que echar mano de la intolerancia ni de actitudes neonazis para evitar  confrontar con ideas o en los estrados judiciales algo que no ha sido de buen recibo por la comunidad en general.

Amenazar con demandar penalmente, como lo ha hecho el alcalde, a quienes disientan de la valorización, es un despropósito que debe quedar en los anales de este absurdo pueblo macondiano.


http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-la_alcalda_demandar_a_quienes_saboteen_el_proceso_de_valorizacin-seccion-la_ciudad-nota-97580


Su obligación es defender ese engendro, está metido hasta el cuello en el negocio que llevó a esta ciudad a no tener calma en cuanto a una situación neurálgica, porque aunque quiera o  no el señor alcalde mientras existan las garantías jurídicas para discutir ante las autoridades competentes los temas de su incumbencia, él no puede  impedir de un tajo y por mandato ordenanzal al mejor estilo de los dictadorzuelos de republiquetas bananeras, que  los ciudadanos recurran a las instancias que consideren pertinentes.


De adónde acá el hombre, el filósofo que se precia de haber nacido en el Barrio Las Acacias y proveniente de una familia noble honesta y austera, se le han subido los humos a tal cima que lo hace aparecer como un reyezuelo sin corona.


Baste recordar, a propósito, la lista ominosa que hizo al mejor estilo hitleriano, de medios de comunicación y periodistas a quienes anunció perentoriamente en uno de sus programas de televisión que no tendrían “arrimadero”, para decirlo en términos coloquiales, a su virreinato.


No señor, cuantas veces haya que controvertir decisiones de los administradores públicos ante las instancias judiciales se hará gústele o no al emperador cuyabro.

Aquí no hay ucases, ni bulas, ni mandamientos, en donde  se ordena obedézcase y cúmplase, se debe respetar el derecho que tenemos todos de disentir a no ser que el señor Álvarez considere que este es un virreinato de la familia Valencia Valencia y él, de suyo, su obsecuente y seguro encomendero.


El señor Álvarez debe entender que gobernar no es ganar elecciones sino buscar consensos y admitir además que él es el alcalde y que le ha llegado el momento de que se sacuda porque por el camino que va, ocho años de la coyunda de Luz Piedad Valencia, cuatro de ella y otros cuatro por su interpuesta persona, sería funesto para la ciudad y para el propio alcalde que puede verse de un momento a otro metido en problemas que los genera su actitud y la complacencia con un grupo nefasto de los poderosos dueños del latrocinio.


  Aunque lo hayan comprado, eso todos lo sabemos, ni bobitos que fuésemos, su compromiso es con la ciudad no con sus fideicomisarios.


En  círculos notariales de ciudadanos comunes y corrientes el tema obligado es la dependencia absoluta de un alcalde que no gobierna sino que recibe órdenes perentorias de sus patrocinadores.


Es menester que tome distancias y en contrario se dedique a gobernar con su criterio porque de lo contrario no quisiésemos ver a un filósofo metido en divagaciones solitarias después de que termine su mandato en la cárcel de su incapacidad.


Quiero refrendar algo que dijo magistralmente Bertrand Russell, un colega de grandes dimensiones del alcalde de Armenia: “El problema con el mundo es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas”.







5 Comentarios:

A la/s 30 de marzo de 2016, 11:38 a.m., Blogger alberto luis dijo...

Te me adelantaste con suma elocuencia a algo que estaba escribiendo, pero que carajo, a todo señor, todo honor, por eso me adhiero totalmente al contenido y sentido crítico de tu Calle Real.

 
A la/s 30 de marzo de 2016, 5:31 p.m., Blogger Artista dijo...

Colega?? no lo creo, filosofia es el estudio de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje, qué de esto tiene este señor?, ni amor por sus padres tiene y se le nota en esa forma de deshonrar a los suyos.

 
A la/s 31 de marzo de 2016, 6:18 a.m., Blogger lacallerealarmenia@gmail.co dijo...

Mil gracias mi viejo.
Tu escrito me honra.
Como todo lo tuyo: generosidad extrema.

 
A la/s 31 de marzo de 2016, 6:21 a.m., Blogger lacallerealarmenia@gmail.co dijo...

Comparto con Artista,pude tener una ligereza en eso de colega.
Agradezco su lectura y me satisface su comentario.
Gracias.

 
A la/s 11 de mayo de 2018, 4:47 a.m., Blogger Unknown dijo...

Acertado su comentario, maestro Montalvo. A Carlos Mario le quedo "grande la grandeza". Un abrazo.

 

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