EN HONOR A LA VERDAD
LA CALLE REAL
Armenia, mayo 29 de 2016
EN
HONOR A LA VERDAD
Gilberto
Montalvo Jiménez
El
17 de febrero de 2016 comenzó la carrera periodística de Vicky Dávila.
Ese
día por decisión de un gobierno corrupto hasta los tuétanos en las más
sensibles estructuras de sus intestinos presionando desde su presidente Santos
a sus aliados estratégicos para el
mantenimiento de la podredumbre lograron elevar a la dignidad de desempleada a
la periodista, aunque simultáneamente como pasa con estos cafres, no se dieron
cuenta de que se había destapado una olla a presión que se mantenía hermética y en
ebullición en medio de las truculencias
y con el desdén de quienes deben defender los principios fundamentales de los
colombianos.
Amordazar,
perseguir y lapidar la prensa y a los periodistas es una comprobada actividad de facinerosos vestidos
con el ropaje de un poder espurio para mantenerse, en este caso, con un 20 % de
ínfima aceptación. Los hechos son tozudos.
Jamás
lo han logrado.
Vicky
Dávila cuenta con el apoyo de una mayoría silente de este país que asistió a su
destitución desde un programa de CNN Televisión cuando, en un acto inusual, un presidente
se despoja de su ropaje institucional, para vestirse de “periodista” y presionar
impunemente la salida de la directora de la FM en un hecho intimidante porque
la majestad del poder no tiene par con un periodista del común y del corriente.
La
Organización Ardila Lulle, presionada por todos los flancos y ante el maridaje incestuoso
que mantienen los empresarios colombianos con el poder político para despojar
de mínimos a los colombianos, entregó en bandeja de plata la cabeza de una periodista incomoda frente a
la corruptela estatal, especialmente, porque develaba las porquerías dentro de la policía nacional, institución
apreciada por todos, pero permeada por la asquerosidad criminal de muchos oficiales que incluso han llegado a su dirección.
Sin embargo, vale acotar no ha podido despojarse este emporio económico de ser un corrupto miembro del cartel del azúcar.
Podridos todos.
Sin embargo, vale acotar no ha podido despojarse este emporio económico de ser un corrupto miembro del cartel del azúcar.
Podridos todos.
En
Honor a la Verdad es un libro doloroso para quienes compartimos profesión con
Dávila pero sobre todo para los colombianos que en su intimidad no saben que
dentro de las estructuras del poder,
entre ellas la policía, se cuecen toda
suerte de putrefacciones que logran favores sexuales corrompidos por el poder
de la línea de mando, llenan sus alforjas con claros usufructuos de su mandancia
y persiguen inmisericordemente a quienes tienen la osadía como Vicky de penetrarle
sus estructuras criminales y ponerlas en evidencia ante la opinión pública.
El
libro de Vicky es un texto sencillo, llano, sin arabescos, en donde recopila
paso a paso una investigación tortuosa pero profunda, honesta y profesional de toda la corruptela en el almendrón del
mando institucional de la policía nacional.
Una policía
permeada por la criminalidad en muchos de sus cuadros, alcahueteada por un
ministro como Luis Carlos Villegas, la más vergonzosa representación política que
ha tenido esa cartera en su historia,
con un presidente autista por derecho genético propio y en veces haciéndose el
guevón, además, de un círculo cerrado de
misteriosos consejeros amén de que su
director Rodolfo Palomino, pareciese más
en sus explicaciones un remedo deplorable de Cantinflas haciendo creer de su impoluta
hoja de vida de campesino santandereano a sabiendas que no es mas que un truco para hacerse
millonario, recibir dádivas y “rebajitas”, comprar tractomulas mientras fungía
de jefe de las policía de carreteras y en fin llegar hasta la presunta posibilidad
de pedírselo a sus subalternos.
Todo
está relatado con documentación en ‘En Honor a la Verdad’, un libro apasionante
que se lee de un tirón y que debe constituirse en materia de estudio y discusión
en las salas de redacción y en los debates de los programas de comunicación social.
Un
video de dos maricones puesto al aire por la periodista como una pieza
contextual del rompecabezas de la
altisonante y criminal “Comunidad del Anillo” sirvió de pretexto para despojar
de su empleo a Vicky Dávila aunque esto fue solo una mascarilla que desvió la discusión
de la podredumbre corrupta al interior de la policía.
Si
el video ha debido o no ser editado, que si invadía la órbita intima de dos
homosexuales hablando de sus travesuras de cama fue el gran debate que sirvió
de campana neumática para eludir las responsabilidades de monstruosos
delincuentes empotrados en las afinadas estructuras del poder.
La
vida íntima es sagrada mientras no sea de funcionarios públicos que con sus
procederes hagan parte de cáfilas
mafiosas para corromper.
Las vidas privadas de los hombres públicos dejan de ser privadas para convertirse en
públicas como lo decía,a propósito Calibán, ese sí integro periodista
boyacense. No se sabe si al presidente
Santos le suena ese nombre.
Vicky
estigmatizada por defender la verdad deja como testimonio y de seguro como un blindaje
para que no la maten este documento argumentado lleno de pasión por el oficio con un contexto que demuestra la honestidad
profesional de su protagonista.