miércoles, 31 de agosto de 2016

RECUERDO DE UN GRAN ARTISTA

LA CALLE REAL

SEPTIEMBRE 30 DE 2013


Duvan López 


LA MONOCROMÍA DE DUVÁN


Gilberto Montalvo Jiménez


Duván López se ha ganado la estigmatización de un puñado de  sabihondos quindianos en esto del arte y la plástica.

Nos hemos encontrado, por supuesto, con una serie de opinadores que no teníamos la menor idea de que existieran y más aun que se tratara de críticos de arte porque aparecieron  de un momento a otro y como por encanto. Estaban mimetizados, desde la época en que  argumentaban con tonito académico que  La Rebeca era una obra de un desnudo público  en una pileta en Bogotá y que en aras de llevar la corriente le atribuían a Roberto Henao Buriticá, el negro, aunque posteriormente la historia develó el asunto y se pudo comprobar que se  trató de una encomienda a un exiliado marmolero italiano que estaba de paso aguantando filo en la fría  capital de los colombianos.

Lo mejor de la propuesta conceptual del artista quindiano es que salieron de sus madrigueras los alumnos de Eduardo Serrano y Marta Traba. No sabíamos que el cubano José Gómez Sicre, curador cubano de audiovisuales de la OEA por muchos años, tenía por estos lados unos discípulos tan aventajados, aunque a decir verdad la mayoría sí avejentados.

Duván ha recibido los ‘piropos’ con cierto grado de indiferencia, solo le preocupa que le estimulen un socorrido favorecimiento de la alcaldesa de Armenia Luz Piedad Valencia por el ‘exorbitante’ precio de treinta millones de pesos para lo que algunos consideran un herraje de portada de esas ciudades de hierro enmohecidas por el tiempo y que andan por las barriadas periféricas de los pueblos.

El artista cree que su concepto sobre la casita quindiana es una parte de su elevada concepción de las dimensiones estéticas de aquellos lugares que dieron cobijo a nuestros primero pobladores, aunque para la época el amarillo pollito no se usaba en las paredes de bahareque y menos en los dinteles. Solo después de que Simón González, le diera ese tono carnestoléndico a las casas sanandresanas, se importo al interior pero especialmente para la identificación de los carros del servicio público.

Ese amarillo, para ser justos con la región, si estuvo mucho antes y  por un tiempo en la camiseta del Deportes Quindío cuando James Padilla no había llegado de Cartago y Hernando Ángel era un jugador de gorriones en el barrio Obrero de Cali.

Pero el objeto ha sido descalificar a Duván López como artista y de verdad que han logrado que muchos le hayan puesto atención a la sucedánea obra  de El Camello de la corrupción señalándola más como un objeto perturbador del paisaje antes que una obra de arte.

La subjetividad es precisamente el tono que buscan los artistas para que sus obras despierten los sentidos. Pasa igual con una partitura musical o aquel jarrón del siglo 18 que fácilmente puede ser destrozado por la travesura de un pilluelo tras la búsqueda de su pelota de letras. Pero ahí está el detalle. Que la obra llame la atención para bien o para mal.

Duván está jarto con su casita quindiana, pero volviendo al amarillo pollito o el amarelo de  los brasileros, se ha creado una febra amarela que ha generado un contagio inusitado, pero no han comprendido que este artista que ve las cosas con un ojo crítico, exploró con mucho cuidado el entorno antes de su famosa propuesta.

Estudió en detalle el color amarillo de la base de la rotonda que se ha pintado allí de manera estratégica por cuestiones visuales y para desestimular la accidentalidad.

Más allá se observa de sur a norte unos metros adelante como se  erige impetuoso un puente elevado que nadie usa y que su barandaje tiene el mismo tono cromático de la obra de Duván. No obstante eso no es todo, López ha creído que en las horas pico los trancones por ese lugar son de tal magnitud que los taxis se apiñan a manera de rendición de pleitesía a su obra y la conjunción del amarrillo de la casa quindiana y los vehículos de servicio público generan una sinfonía cromática difícil de describir.

No todo es malo, la obra de Duván López para un neófito como yo, tiene algunos ingredientes que pasaron inadvertidos por los linajudos críticos de arte que han llenado en los últimos días las páginas editoriales del periódico local, a sabiendas de que  el único que se ha apartado de esos criterios ha sido el director de ese medio quien  en enjundioso estudio editorializó a favor de la propuesta artística lo que  para muchos  es eso  precisamente lo que ha descalificado la obra.

Pero todo en aras y exaltación de la monocromía de Duván.



jueves, 25 de agosto de 2016

LA CALLE REAL..FERNANDO ALONSO MONFORT

Hace dos años partió al viaje indefinido el gran médico y entrañable amigo FERNANDO ALONSO MONFORT.

Recuerdos

LA CALLE REAL
Agosto 25 de 2014



FERNANDO ALONSO MONFORT

Gilberto Montalvo Jiménez


Nunca perdió su inmenso carisma adobado por una perfección cultural de asombro. Fernando fue un consecuente con su manera de ser, desprendido, amable, jovial, sin dejar su profesionalismo como fisiatra de campanillas.

Con Humberto Yañez, Hernando Mejía y Jairo Olaya, entre otros, teníamos interminables noches de bohemia cuando expectante nos mostraba en su cámara profesional de fotografía  las tomas espectaculares de su adorada Alba Cecilia. Recuerdo una en donde su consentida consorte afinaba de calado un sobrero de gitano acento.

Fernando era auténtico. Nunca resignó la tortura de su patria natal cuando la falange era el cotidiano de un Franco inquisidor y estúpido dictador.

Religiosidad sin profundizar  estaba en el interior de su catadura y esa manera sutil de experimentar hacia sus amigos la decencia que le habían impartido los Salesianos, su primer encuentro con la generosidad.

Hace un buen tiempo le veíamos en nostalgia como una manera triste de su alegría de antes.

Su  seseo incomparable y profundo parecía en sus interminables elucubraciones una sinfonía de Peter Ilych Tchaikovsky.

Enseñaba por naturaleza a cada instante  porque sus momentos fueron siempre magistrales. En mi caso me premió  con su acentuada manera de reforzar la amistad  a través del comentario unas veces urticante y otras de infinita benevolencia.

Alba, Fernando, Mauro y Alejandra se han privado de un ser sin esguinces y aunque mucha falta va a hacer jamás se podrá olvidar al generoso y auténtico médico que más parecía un samaritano en trance buscando el éter con su servicio sin molestias.

Hace poco tendió su mano generosa cuando mi hija Luis Fernanda, a quien admiró de patriarcal manera, quiso enfrentarse a sus Pilates, nunca ofreció nada distinto a su generosidad que la juntaba con la de Alba Cecilia para solo pedir que la genial saxofonista pudiera tener su instrumento musical en jornadas aun por experimentar.

Nos ha dejado por un momento Fernando Alonso Monfort, una de esas personas difíciles de olvidar porque su talento y exquisitez fraternal dejan huella indeleble en los que aun creemos que la amistad es un tesoro que uno nunca espera pero que el destino nos premia con personas como el entrañable amigo que se fue.

A todos a los que nos sirvió con su desinteresada manera  de ser  nos deja un mensaje de que si nada en el mundo  es gratuito la recompensa no es solo el dinero.

Chao, viejo del alma.


lunes, 22 de agosto de 2016

LO QUE NO TIENE NOMBRE

LA CALLE REAL

Como homenaje a Piedad Bonet agraviada por unos imbéciles


http://www.elespectador.com/opinion/historia-de-un-oprobio

‘LO QUE NO TIENE NOMBRE’


EL MÁS RECIENTE LIBRO DE PIEDAD BONNETT


Gilberto Montalvo Jiménez

Armenia, marzo 11 de 2013

Para una madre que pierde a su hijo en medio de  las vicisitudes y  la nostalgia predominante en el entresijo no es nada fácil compartir sus sentimientos en ondas multiplicadoras a través de líneas majestuosas llenas de emoción y dolores entrañables.

Expiar fantasmas a través de la literatura debe ser un designio nada fácil y menos cuando  encuentra la narradora  cierta culpabilidad que solo existe en el sentimiento maternal de la ilusión que se ha ido sin explicación alguna.

Pero más allá de lo insondable de perder al hijo que tenía en su existencia todo por  hacer, entre tantas cosas,  afinar sus trazos hermosos que dieron vida a cuadros de elegancia sublime y que arrobado por la esquizofrenia que lo lanzó al vacío le arrebataba a la poeta parte de si aunque  su sublime paciencia la hizo descansar con lo que calificó de ‘no tener nombre’ despertando en cada madrugada a escribir las páginas de su última obra en prosa.

Era tanta la inconsistencia de sus realidades que Piedad no se atrevió a pensar y escribir en poesía, en este su caso íntimo, donde es de alta estirpe y alcurnia singular.

Los 28 años de vida de Daniel fueron tal vez las mejores horas de Piedad Bonnett  aunque ante la llamada incierta para confirmar lo indefinible hicieron que cayeran como castillo de naipes todas la vanas ilusiones que se había forjado dejando a expensas de los siquiatras el destino del hijo perdido en el túnel de las sinrazones del ser humano.

Las visiones fantásticas y recurrentes de Daniel que no lo dejaban afuera del desespero se hicieron  superiores  a las mágicas percepciones de Piedad que han hecho de su estro la más grande de nuestras poetas contemporáneas.

No es extraño que la escritora haya logrado sin dramatismos convertir el dolor de la pérdida de su hijo en creatividad a favor del arte del buen escribir.

Cuando Piedad al timbre sonoro de la voz de su hija Renata  para que convirtieran los restos de Daniel en sustancia útil donando su órganos resignó por momentos esta  posibilidad pero un designio extraño hizo que en breve modificara su posición y hoy lo mejor de su entrañable hijo está en otros cuerpos y en otras almas que circulan llevando un pedazo de su existencia no perdida.

Piedad nunca ha sido egoísta quiso con su libro LO QUE NO TIENE NOMBRE hacerse propietaria de la trágica pérdida de su hijo Daniel pero compartir con sus lectores en un alarido libérrimo el dolor hecho arte.

El amor exacerbado de esta madre poeta por su hijo hizo que su creatividad estuviera al servicio del  dolor personal pero más allá como una muestra de independencia mental en favor de la libertad.

Piedad honra las letras de nuestro idioma y pertenece a esa notable estirpe de quienes tienen la reciedumbre de no hundirse en la tragedia por más que esta le hubiera  arrancado  un pedazo de su ser.






viernes, 19 de agosto de 2016

LA CALLE REAL...LOS HONESTOS

LA CALLE REAL
Armenia, agosto 19 de 2016

“Funcionarios de la gobernación se comprometieron a ser honestos"
La Crónica del Quindío
Agosto 19 de 2916




Sobre un gran pergamino, secretarios de despacho y funcionarios de la gobernación del Quindío firmaron ayer, día nacional de la Lucha Contra la Corrupción, el pacto por la integridad y la transparencia. 
El documento señala que los servidores públicos y contratistas se comprometen a luchar contra el flagelo de la corrupción y a “promover acciones por la transparencia y actuar íntegramente”. 
En este sentido, Carlos Alberto Gómez Chacón, secretario privado de despacho, expresó que el acuerdo lo hizo el gobernador en su campaña. “Él decía que todos los actos de gobierno, los procesos contractuales y lo que tuviera que ver adquisición bienes y servicios tuvieran un compromiso de esta clase”.
De igual forma, consideró que el acto también era una invitación para todos los ciudadanos y servidores públicos a que en su actuar diario sean diligentes y éticos. 
Por su parte, Liliana Palacio Álvarez, enlace de la secretaría de Transparencia de la presidencia del República en el departamento, consideró que el acto permitirá que los quindianos se enteren que el gabinete tiene un compromiso con todos ellos.”



Gilberto Montalvo Jiménez

Esto produce hilaridad, risa, escozor.

Poner a un grupo de funcionarios a que suscriban su honestidad en un pergamino es un acto de ridiculez tal como si para cumplir con un deber ético y moral, que debe ser consustancial con el ser humano, se tuvieran que suscribir documentos públicos.

Como rehenes de sus propias culpas quieren aparecer ante la opinión pública como modelo de transparencia y pulcritud cuando lo único que evidencian es que les tienen desconfianza y no les creen nada de lo que hacen.

Quién dijo que un funcionario tiene que comprometerse firmando un pergamino para  ser honesto.

Ahí están pintados quienes manejan esta gobernación inepta.

Ese pergamino servirá para mierda porque mientras las personas no tengan en su intimidad una formación ética podrán firmar cualquier pasquín o los pueden meter en la tal Urna de Cristal y de nada servirá.

¿Y a propósito ese papelucho también correrá la misma suerte de la Urna de Cristal?

Las contrataciones se han hecho a dedo y amañadas sin que exista la veeduría que prometió Carlos Eduardo  Osorio frente a los voceros de los gremios y de toda la opinión.

Malabares y palabrerías solo comparables con las homilías dominicales de los  curas pajudos y verborréicos.

La confianza está en deuda.

Todavía hay preguntas desde hace 17 años sobre ciertas cosas no aclaradas con ese Forec que sirvió de motor para riquezas personales en abundancia  sin demostrar.

Qué decir de unas jaulas que se pagaron en una autoridad ambiental para bienestar de animales en cautiverio y que nunca llegaron y que aun hoy se espera sea aclarado el peculado por la fiscalía.

Dónde están las licitaciones para la contratación de las alimentaciones de los colegios del departamento  otorgadas  a dedo para beneficiar personas adyacentes a los dueños del poder. Son una extensión del patriarca mandante.

Cómo se contrataron los celadores de los colegios del  departamento de manera amañada por más de 3 mil millones de pesos con amigos del esposo de una reina del latrocinio echándose en forma directa al bolsillo dineros del sistema general de participación  de salud  y educación- SGP-

Está viva, hasta donde se sabe, una investigación por parte de la contraloría general de la república a una dómina   por favorecer intereses particulares por cerca de 5 mil millones de pesos en una administración de Armenia y sin embargo por ahí ronda manejando el billete.

A quién le compran los tiquetes aéreos y demás cosillas, porque dicen que es  a la mamá de una persona a quien le averguenzan sus lazos familiares non santos y que es la ordenadora de estos gastos

Si es cierto que quién domina la oficina para convenios de obra pública  es el amanuense del verdadero dueño del poder, cuota inmarcesible del patrocinador de la campaña a quien le deben letricas.

Qué ratón cuida el queso  en los convenios con las entidades culturales mientras la banda de músicos desapareció y  quién  ordena partidas para empresas personales del ejecutor presupuestal en esta área.

Qué pasó con el dueño de la Urna de Cristal, perdedor impenitente de campañas locales, reconocido por su inclinación a revisar muy detenidamente la obra pública para verificar sus rentabilidades.

Dónde está aquel que reclutaron de la madre iglesia católica y que violentó  sus deberes al  dejar expósita a un retoño y que pregona moral desde antes en una alcaldía y ahora por los lados de la plaza Bolívar.

Por qué un funcionario del anillo personal anda oficiando de asesor con ostentosa camioneta de traqueto con ínfulas de primera dama.

 Por qué hay contratistas carísimos  que plagian, contratan cartillas costosas con el objeto de recuperar inversiones y promover campañas al congreso de la república.

Será cierto que por ahí  ronda alguno que ha tenido flirteos con grupos al margen de la ley y a quien investigan  por detrimento patrimonial  y prevaricato  por  400 millones de pesos.

Quién está haciendo la fiesta con la estampilla pro adulto mayor  y a quién le entregaron para su faltriquera la alimentación en el Hospital San Juan de Dios y el Mental de Filandia sin la consabida Urna de Cristal.

A quién se trajeron de un hospital con antecedentes en el manejo de proveedores médicos y devaneos económicos  con los especialistas para que contratara alimentación con una reconocida fundación creada y manejada por dos militantes de la tentación mundana aunque se creen  del santoral.

Solo preguntas…ojalá alguien las absolviera porque ahora que han firmado el documento comprometiéndose a ser “honestos” no vayamos a tener que contestarlas nosotros.



martes, 16 de agosto de 2016

LA CALLE REAL.....EL BAR LA 41




EL BAR LA 41


EL ÚLTIMO REFUGIO DE LA BOHEMIA CALARQUEÑA

Gilberto Montalvo Jiménez


Ahí  en una de las esquinas paradigmáticas de Calarcá aun subsiste el Bar La 41 un rinconcito bohemio que por 65 años ha estado a disposición de los grandes melómanos de la  Villa del Cacique aunque no han escapado notables  de Armenia y otros municipios que han sido fieles a la atención de Arturo Ossa Castaño, un gentilhombre que se la pasado entre discos, picós, decks, casetes y en fin todo lo que debe haber en un sitio donde la música vieja y de colección es  patrimonio apetitoso para los amantes de esos temas que ya ni en Transmisora Quindío se escuchan.

Era, por lo menos hasta los años setentas su competencia más identificada la Tienda El Aguacate, en el 20 de Julio, donde también se escuchaban  en medio de bultos de papa y racimos de plátano las viejas canciones del recuerdo.

Arturo fundó primero en la carrera 17 con calle 41 una miscelánea después de pasarse cerca de 25 años en la ferretería Lusitania y en El Americano vendiendo los insumos con que se fue estructurando las modernas casas de la Villa del Cacique.

Quienes hoy tienen más de setenta en las costillas recuerdan al joven Ossa despachándoles puntillas, bisagras, cemento y adobes para cuanta construcción o arreglos se atravesaba en el Meridiano Cultural de Colombia. Así le llamaban, recuerdos apenas.

Una vez los clientes se consumieron el arroz, la manteca, las papas y el petróleo para las estufas de vaso de vidrio y las cuentas se fueron acumulando en un viejo cuaderno de escuela y nada que se recuperaban los denarios, Arturo decidió de un tajo ponerse a vender guaro, cerveza, ron y gaseosas para el servicio de los clientes de todas las condiciones pero muy especialmente de quienes se insinuaban en la mecánica para carros viejos en los alrededores de Versalles.

Arturo creó fama por la exquisitez  en el manejo de la música de entonces y que  aún conserva como un tesoro solo comparable con el de Antonio Manrique el médico ginecólogo que ha llenado su exuberante casa del norte de Armenia de viejas pastas  de LP y de muchos 78 rpm.

Se identificaba entonces- y hoy también -a Arturo por su cortesía, buenas maneras pero le resultó en algún momento una competencia difícil de capotear: la tienda de Arturo Marín Quintero, el otro Arturo, en la esquina frente al hospital La Misericordia, coleccionista de campanillas.

Los tocayos se confundían por parte de algunos visitantes porque ambos tenían muy buena música, atendían bien y se llamaban Arturo. Muchas veces los bohemios no sabían para dónde cuál Arturo iban pero al final donde llegaran se sentían cómodos como en casa.

Pese a que a menos de cien metros de colegios o escuelas no puede haber un bar en la calle  41 con carrera 17 frente a la escuela Santander está El Bar la 41 que abre religiosamente a las tres de la tarde todos los días, menos el domingo, pero que es tan cauteloso el sonido de la música que pasa imperceptible y los alumnos del tradicional centro educativo no se dan por enterados. Convivencia  solidaria y sin sobresaltos.

El disco más viejo de 78 que aun suena en un viejo tocadiscos con aguja de puntilla es “Que Viva Rojas Pinilla” grabado hace tantos años  por Los Trovadores del Recuerdo aunque “Casa de Teja” es un incunable  interpretado por los Rumbancheros, unos ecuatorianos de quien ya nadie se acuerda.

Héctor Chica Ospina, el papá del juez de Sevilla en el Valle, desde que oficiaba como policía, se encariño del Bar la 41 que incluso le tocó vivir  los encantos de un fantasma que rondaba por los alrededores de la vetusta casona y que fue ahuyentado gracias a las oraciones que encargó a sus familia para tranquilidad de Arturo y su clientela.

Julián Ortiz el clásico tiplista cafetero no salía del bar de Arturo Sosa hasta un día que cogió de manera catastrófica un viejo instrumento  propiedad del  dueño de casa y lo destruyó contra la humanidad de un contertulio. El tiple quedó hecho añicos y el cliente se perdió para siempre.

La vieja máquina Remington que aun registra los billetes y monedas de los casuales clientes sigue campante después de que fuera comprada a Josué Álvarez Maya en Armenia el 2 de febrero de 1971 en estricto contado por seis mil pesos, en medio de 2.000 vetustos 78 rpm y otros cuantos L.P.s, más cinco centenares de viejos casetes en donde están acumulados temas musicales de diversa índole y en los cuales el viejo Arturo, hoy frisando las 84 bellezas encuentra los pedidos de los contertulios sin inmutarse.

Muchos han pasado por el Bar la 41 de Arturo Ossa, incluso Alberto Marín quien en uno de los rincones atropellado por el infortunio decidió escribir una carta de despedida porque quería viajar al otro mundo. El potencial suicida terminó con su testamento alicorado y se fue al baño para la decisión final con tan  mala suerte para él que se quedó dormido y se le olvidó de contera  que su destino era irse a mejor vida. Arturo lo rescató y cuando fue sorprendido por el  anfitrión poco recordaba del trance que hubiese podido  llevarle a mejor destino.


Un viejo Radio Phillips, el tocadiscos New Yorker siguen ahí esperando las nostalgias de Los Trovadores de Cuyo, el Conjunto América o las hermanas Villarreal pedidas sin angustia por Manolete, el viejo Josué Silva Medina, quien hace 50 años no deja de beberse unas polas en el Bar la 41 de Arturo Ossa.