lunes, 18 de julio de 2016

DE NUEVO EL CENSOR ATACA

LA CALLE REAL
Armenia, junio 19 de 2016

DE NUEVO EL CENSOR ATACA
Miguel Angel Rojas



Gilberto Montalvo Jiménez


Siempre he tenido dudas sobre la competencia profesional del director del periódico La Crónica, Miguel Ángel Rojas.

No genera confianza cuando un politiquero tiene puerta giratoria entrando y saliendo del periodismo a buscar votos en elecciones partidistas.

Pernicioso que no exista una definición entre el empresario electoral y quien ejerce labores como periodista.

Terrible que un personaje dudoso, sea además, el presidente de un tal Círculo de Periodistas cuando a la vez ejerce la miserable actitud de censor.

Rojas, quien además, buscó ese cargo para su beneficio particular con negocios familiares que involucran contratos con entidades públicas, las cuales le han puesto bozal para que interprete a su antojo el ejercicio periodístico “colgando” artículos noticiosos o de análisis de su editor político Oliver Gómez Solarte, cuando las conveniencias le rebozaban el sesgo en perjuicio de los lectores que son al final la razón de ser de un periódico.

Atribulado por las ansias de plata ha puesto en la calle a un periodista incómodo que sólo después de once años de trabajo en ese rotativo se dio cuenta de que no servía para los trabajos que se le habían encomendado.

Rojas, el censor, encontró con su mañosa manera de ser el camino expedito para torturar a su subalterno con órdenes descalificadoras y su megalomanía irredimible puesta al servicio de la censura.

“Periodista” censurando periodistas?

Mientras la calidad de ese periódico es lamentable la voracidad de negociante de Rojas  con politiqueros pares no tiene límites.

Siempre ha sido cooptado por extraños intereses que hoy el joven periodista Gómez revela en los medios de comunicación.

En actitud corajuda este muchacho ha demostrado carácter al denunciar públicamente los atropellos contra la libertad de expresión y de trabajo del director de La Crónica.

Apuntalado Rojas en su tenebrosa manera de ser insiste con sus censurables actuaciones de ser el líder de una cáfila de periodistoides que se creen los elegidos mientras no son más que negociantes de la información y mañosos politiqueros.

Los propietarios de ese periódico saben del mal que les ha causado ese director absurdo.
No es sino revisar las redes sociales o los comentarios en las páginas noticiosas o editoriales de La Crónica para darse cuenta del rechazo a la nauseabunda manera de orientar esa publicación.

Un periodista se ha quedado en el asfalto, humillado y traicionado por quienes han debido hacer respetar su fuero profesional.

Creo y admiro a Oliver Gómez Solarte mientras miro con desdén a ese director.