UNA MANO NEGRA SE CIERNE SOBRE LA U. DEL Q.
LA CALLE REAL
Armenia, febrero 13 de 2019
UNA MANO NEGRA SE CIERNE SOBRE LA UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO
Gilberto Montalvo Jiménez
La universidad del Quindío en su más de cincuenta años de
existencia ha sido manejada con mano de seda y con muy contadas excepciones y
hechos regularmente irrelevantes se ha respetado no solo su calidad académica
sino por el cuidadoso manejo de los recursos
públicos que la soportan y que están bajo la custodia de las entidades de
control.
Nunca se han registrado escándalos que hayan podido
deslucir el Alma Mater de los quindianos, honra de todos los que vivimos aquí, reconocida
por sus pares en el concierto nacional y con elevado nivel académico que la ha
llevado a calificaciones de alta calidad en varios de sus programas, institucionalidad y la
formación profesional de miles de egresados que son también honra de nuestra
región aunque además ha dado cobijo a muchachos de todos los departamentos que
se han llevado de aquí sus conocimientos y capacidades profesionales.
Es triste que el actual rector José Fernando Echeverry Murillo, quien ha hecho una administración fuera de dudas y que no tiene reparo de las
entidades de control y fiscalización, haya tenido que salir a defender su
prestigio personal y el de la universidad que dirige.
Guardó mutismo hasta que se le hizo necesario suscribir
un documento público que causó sorpresa por la clase de denuncias que hace.
Aterra además que haya tenido que tomar decisiones judiciales,
las cuales son pertinentes en estos casos, contra un señor que el identifica
como Horacio Duque Giraldo a quien le atribuye el apodo de “ideólogo”.
Hay que decir que este caballero utiliza diferentes redes
sociales para meter las narices de cuando en cuando en el departamento del
Quindío pero solo para denigrar y crear confusiones frente al falso
reconocimiento que se le ha hecho.
No estoy de acuerdo con el rector Echeverry Murillo en el
sentido de darle autoridad conceptual a toda suerte de bajezas sin sustentos
reales y amparados en la libertad de opinión y abusando del inquilinato que le
proporcionan algunas páginas de la red de la que abusa de manera temeraria Duque Giraldo.
Para concederle crédito a las afirmaciones de un “ideólogo”
como lo llama el rector, hay que remitirse al prontuario de ese escritor para
entender que su suerte de empalagamientos discursivos son los mismos de un
individuo que mantiene cuentas pendientes con la justicia.
El rector José Fernando Echeverry está en su derecho de defender
la honra propia y la de su institución pero debiera revisar de dónde vienen las
diatribas para que se dé cuenta con quién o quiénes se deben establecer los
debates.
Pierde el tiempo el rector porque todo obedece a infamias
orquestadas tras el botín de los 130 mil millones de pesos del presupuesto de la
Universidad con los torcidos intereses de quienes se han mantenido al margen de
la ley y que han pagado condenas por vinculaciones con el narcotráfico
subversivo, el mismo que hace décadas criticaba aquí cuando en periodos
eleccionarios llegaba a dictar cátedra de moral como inquilino, nuevamente
inquilino indeseable, del periódico local.
Los debates y confrontaciones tienen que hacerse entre
pares no entre un académico respetable y un individuo que aún debe muchas explicaciones
al país.
Y la mano negra se cierne en vísperas de elección de
rector situación que debe tenerse en cuenta por el consejo superior para no dejarse
permear por infamias y calumnias.
Es menester finalmente tener mucho cuidado porque ese
señor no solo agrede con la palabra sino que lo puede hacer de otra manera.